Deja paso a la vida,
se aparta y sonrie,
lo ha visto casi todo
y todos o casi,
le han mirado de reojo.
Se peina con el sonido
del viento entre los árboles,
estira su chaleco y
abrocha su chaqueta
con la parsimonia de quien
sabe que el tiempo esperará
a que se componga.
Ladea su sombrero coquetamente,
aparta sus libros y doblando el periódico,
-no se sabe de que día-
cruza sus piernas, cierra los ojos,
dejándose llevar plácida y elegantemente
de la mano de su última dama.
Imagen: Alex Timmermans
Es bonito soñar así.
ResponderEliminarUn abrazo.