por su mundo
tan lleno de ella misma
tan igual al sueño
de mi vida
la dejo el espacio
para poder mirarla
con la distancia
justa
con la perspectiva adecuada.
Cuando abro
la puerta de su vida
empujo con el dedo
del corazón un recuerdo
en el que no estoy
respiro con cuidado
por no entorpecer
la imagen...
y siento la soledad
del extranjero
que sin estar
quiso
que sin hacer
habría hecho
que baja los ojos
ante la belleza
y sonríe pese a todo
pues puede
aunque no deba.
Cuando velo el sueño
que no me pertenece
me hago dueña
del primer suspiro
le canto canciones nuevas
para engatusarlo
y así....
hacerle contar
compartir conmigo
aquello que amo
aunque no sea ni mío
ni de nadie....
aquello que es
libre y suyo.
Cuando paseo por su
sonrisa
esa que si es mía
por provocarla
planto semillas de flores
en este corazón
que estuvo cansado
hasta que ella
me ofreció la orilla
mágica de un beso
y al plantarla
salieron mundos
de rabos de nubes
unicornios azules
y sus ojos toboganes
de luz infinita
equilibrando mi universo
impidiéndome caer
en un agujero negro.
Palabras que acarician. La última parte me recuerdan a Silvio Rodríguez (Unicornios azúles).
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