Escapa el amor
navegante montado
en un papel
sobre el aire del aire.
Y el poema corre tras el
porque ha de finalizarse y
queda sólo esa palabra
para hacerlo.
Corre el poeta tras el poema
y este jadea tras la palabra
mientras la palabra
sonríe la carrera absurda.
Que no es el fonema
que no es lo que dice
es lo que hace
y se escapa
se evade
no quiere estar
es libre de ser Roma
en lugar de Amor.
Y es Coliseo
y atrio
y catacumbas
y un italiano raro
sin bigote
que no ama la pasta.
Corren ellos -los que leen-
tras el poeta que se ahoga
en sus latidos de corazón
tras el poema
que no alcanza al amor
y cae roto sobre el asfalto
de una calle cualquiera
de una ciudad que
por no ser, no es ni Roma.
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