No recuerdo
el nombre de la calle donde
me ha dejado mi propio yo.
Me he cansado de esperarme
de mirar los escaparates
de mis sentimientos
-debería cambiar de decorado no me gustan esos tonos-.
Me siento en el bordillo de la acera viendo orrer el agua de mi propianostalgia hacia la alcantarilla atascada de recuerdos inservibles.
Contemplo las volutas de humo
bailando el tango de la soledad
con las esporas del aire
desnudas frente la tenue luz de
la farola de mis pensamientos.
No hay aplausos
murmullos y algún que otro bostezo.
Todo es una danza de espectros
donde ni la soledad me hace compañía
tan harta de mi, como yo misma.
el nombre de la calle donde
me ha dejado mi propio yo.
Me he cansado de esperarme
de mirar los escaparates
de mis sentimientos
-debería cambiar de decorado no me gustan esos tonos-.
Me siento en el bordillo de la acera viendo orrer el agua de mi propianostalgia hacia la alcantarilla atascada de recuerdos inservibles.
Contemplo las volutas de humo
bailando el tango de la soledad
con las esporas del aire
desnudas frente la tenue luz de
la farola de mis pensamientos.
No hay aplausos
murmullos y algún que otro bostezo.
Todo es una danza de espectros
donde ni la soledad me hace compañía
tan harta de mi, como yo misma.
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