cruzó mi vida
no sabía que aquel fuego
dentro de mi,
se llamaba deseo.
Miraba mi cuerpo sintiéndolo extraño
ni bajo las sábanas de mi soledad
me atreví a tocar mi pubis
no se si fué el miedo;
el pudor o la religión
seguramente la ignorancia
tapando la boca a la naturaleza.
Cuando el tiempo
vendimió mi virginidad
los besos eran fundidos en negro
los roces un escándalo.
El sexo,
una pregunta que se hacían
sobre los ángeles
una palabra en boca de las putas
al servicio de los hombres decentes
fieles asistentes a las misas dominicales.
Así caímos ellos y nosotras
en la espiral del "no se.."
"no se comenta.."
"no se pregunta..."
En la cama...
la ignorancia nos hizo hizo buscar
el placer en solitario
abocándonos a la peor de las soledades
premiandonos con el fracaso
de caminar por veredas vendimiadas
recogidas ya por otros,
las rojas cerezas...del placer
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