rapé mi cabeza
me vestí de azafrán
y pedí
con el cuenco en la mano
limosna de amor
olvidando que el amor
no se pide
se da y se genera.
Dejé al mal
cumplir su cometido
y fui
agresora de mi misma
victima de
mi propio desamor
dejando hacer
de la humillación
tarea cotidiana
fregando el suelo
con mi propia autoestima.
Al igual que
un pobre lama
seguí poniendo el cuenco
pidiendo una limosna
olvidando que era yo
la primera en la cola
para darme el
“No te amo"
Y al preguntarles
por qué me herís?
fustigaron mi vida
pasada y presente
llenándome el cuenco
con el arroz de la respuesta
“porque nos dejas"
Ahora
creció mi cabello
dejé de escarbar
en el fondo del fondo
y me limpié en el río
de mis bondades
sacié mi sed
con mi propia estima
que me abrazó
tirando en el gesto
el cuenco de la miseria.
Y miro al amor mío
abrazarse al AMOR
que nada pidió
al que nada pedí
que supo verme
sin túnica azafrán
volando desnuda
al encuentro de
su propia luz.
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