en el sudor
en el lento caminar
de una en pos de otra.
Cuatro manos
persiguen
los senos
en el sendero
del vientre
donde la sima
avisa la pronta llegada.
Escondida entre
las suaves ramas
púbicas
donde el agua
nace del gemido
del movimiento
rotatorio de las caderas.
Cada fracción erotizada
de esa piel
sin prisas en el hacer
cabalgando
cabalgándose
buscando rutas
imposibles/posibles
por donde entrar.
Y penetran
amor y deseo
unidos
disfrutando juntos
anhelando el eco
de un gemido
que enlace con otro
y este con el anterior.
Y así
buscándose
reconociéndose
el cuerpo de
la una en la otra
dan paso
al preludio
que poco a poco
eleva el tono
hacia el infinito
de la percusión
más delirante
respirándose
mutuamente
sin miedo
a ahogarse
la una en la otra
abrazadas al placer.
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