Treinta y siete grados a la sombra
nubes y un despertar
en el limbo gris
que acogota las imágenes
las distorsionan y envuelven
fastasmagóricamente
del pensamiento todo.
Pienso en la vida
tal vez porque
la vida no me piensa
me toma
me balancea
me sube en su noria
y me deja allí
arriba
arriba
contemplando el panorama
como si a mi me importase
esa altura
que me da vértigo
que me inspira el lanzarme
contra el suelo para abrazarlo.
Me ahogo
me toma el calor
como una amante despechada
sin ternura
con la rabia de quien sabe
no es querida
ni deseada.
Sudo impotencias
el mar está bronco
mi mar
ese tranquilo charco
se enfada y no me mira.
Suenan los teléfonos
los dejo sonar
no estoy
no quiero estar
me he ido
meto la cabeza
bajo el agua fría
que está caliente
treinta y siete grados
a la sombra.
Sudo....
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