EMBARGO

Me han embargado 
mi pequeño trozo de cielo
y me he quedado sentada
en la nariz de un paciente baobab
con dalias rojas entre las manos.

Acamparon en
mi espacio vacío 
un cuarto de estrella
con la luz desgastada
dos ancianas nubes
llenas de remiendos
y un ángel lloroso
frente a su arpa
de cuerdas rotas
sabedor de su 
imposible acceso a la
orquesta angélica.

Me han quitado
la tinta y la pluma
que le regalé al 
poeta de la nada
que lloraba 
escribiendo en el aire
la tabla de multiplicar
desprecios.

Yo había salido
a cortar dalias rojas
en el jardín de 
los besos
perdidos en el aire.

Me entretuve 
hablando con una lágrima
que cayó sobre el vaso 
de un lirio blanco
confundiéndose en un abrazo
con una gota de rocío.

Me han embargado 
mi pequeño trozo de cielo
por falta de pago
a la envidia.