por mi casa, por mi cama,
por mi cuerpo...
no lo solté hasta que gritó la angustia,
de saber que no la amaba.
Nunca la amaría... mi alma estaba rota,
como el cántaro de tanto ir a fuentes sin agua...
a ríos secos de sentimientos, se contagio de la esquía,
agrietándose por dentro.
Ella pasó una noche por mi vida,
por mi casa, por mi cama,
se saturó de mi....lloró sobre mi pecho.
Mi corazón maldecía a mi alma,
tan impasible, tan dura...tan roca...
tan muerta...
Recogió su olor de la sábanas,
hizo la maleta de su ternura,
doblando la locura de sus besos...entre sollozos
Mientras,
en el balcón de la nada, mi indiferencia y yo
maldecíamos el pasado, observando su marcha..
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