atrapada entre el espacio
manejado por el hombre.
Vanidoso relojero
que mueve las manecillas
que mueve las manecillas
a su antojo
ignorando que
su antojo no existe
que el tiempo caminasin que camine el.
Y las horas
que el hombre cree mover
moviéndose
bostezan cansinas
mirándole sin verle.
Bronca salpicadura
agua salada
tozudamente enamorada
de esa arena
indiferente al sonido
de su voz llamándola.
Y nada cambia
ni la lerda miradadel ente engreído
que ha querido moverel reloj de la vida
ni el tiempo de espera
cansado de lamer la arena.
Buenísimo el poema, me gustaría escribieras en el mio .
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