desgajada del volcán
se deslizó
sobre la falda
de la montaña
arrasándolo todo
la hierba crepitó
su muerte a manos
del rojo serque la envolvió
en un abrazo mortal.
El silencio caminó
sobre el humo
llenó las colinas de grises
preñadas de muerte
en superficie
pletóricas de vida
el interior.
Besó la roja dama
la tierra
preñándola con ansias
dándole mucha más
fertilidad de la que ya tenía.
Así
tú, hoy
preñasmi tierra casi infertil
con tu joven fuego
quemando mi superficie
llenándome
de heridas nimias,
germinando en mis surcos
las flores de un invierno
hecho verano
a la sombra
de tu amor volcán
en fértil erupción amorosa.
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