Puedo
volver a morir de pena de estar sin alma
de venderla al diablo
de pelear con él para que me la compre.
Puedo morir de desamor teniéndolo entero
de congoja porque mis manos no alcancen el paraíso
Lanzándome el ángel de fuego fuera su vida.
Puedo morir desangrada de lágrimas blancas
puedo
por poder puedo, matarme
como la tierra yerma, quemando
los rastrojos que me brinda el absurdo de mi vida.
Puedo
por poder puedo, abrir la ventana y gritar
que se desmorone el cielo que no me protege
que me deja sin manos frente al dolor.
Puedo desnudarme de angustias
emborracharme de pena y vagar beoda
por las carreteras inmensas
donde ruedan los despojos de los desesperados.
Puedo
pero no quiero
me muero y renazco mil veces
soy hija de la zarza ardiente de la esperanza.
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