Camina casi flotando
por las calles desnudas
el cielo la mira llorando estrellasechándola de menos en casa.
Sobre su sonrisa
navegan marinos perdidos
las olas modifican su marcha
para estar con ella.
Despierta a un anciano
que dormita en un banco
al que su luz sonríe
los ojos cansados le devuelven
una sola lágrima
hija de la pobreza.
Se inclinan las farolas
las líneas continuas de la calzada
se despedazan ante su belleza
y ella las acaricia tiernamente
con una sonrisa impregnada
de su cálido brillo.
Murmuran las aguas
callan los pájaros
las aves rapaces dejan de cazar
a esos ratones que la observan
boquiabiertos, olvidando el peligro.
La Cruz del Sur
tiene la noche libre, y ha bajado
a darle un beso a la tierra.
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