Amarillean las hojas de la esperanza,
el pobre dormita en un cajero,
la dama recoje comida del contenedor marrón
y yo lloro conectada a un mp4
la impotencia de evitarlo.
Absurdos incomunicados,
en la era de la comunicación.
masas en metros, pestilentes soledades
con olor a sudor del alma dormida,
sin un mal café que la despierte.
Pírrico espíritu hipotecado
a un interés extraordinariamente bajo...
desde la usura del singular,
el resto de su vida.
Ciclistas ecológicos,
escapando del amor al otro,
mirando hacia el campo,
sin conocer los ciclos de la siembra.
Somos nosotros,
resultantes del verbo tener..
incapaces de conjugar el dar
en este otoño donde el otro no muere,
lo matamos...poco a poco..
No hay comentarios:
Publicar un comentario