Exhalo el humo
de tu cuerpo en el mío
la música agitada
de un nadarnos
en el mar del sentimiento
hecho deseo.
Te respiro aire de montaña
me lanzo sobre
el cesped verde
pasto de tus palabras
alimento de las mías
y tomo semillas
de amapolas
para sembrarlas
en tus labios.
Camino tu amor en el mío
peregrinándote toda
hasta llegar al mundo
de mi mundo.
Caen las aguas
en cascadas azules
verdes
blancas
sorteando frondosas
selvas
humedales llenos
de caricias con nombres.
En la cima
hay nieve
en tus senos
arenas doradas
lloran la ausencia de oasis
donde las palmeras han de doblarse
para vernos apagar la sed
donde el agua nace
del amor y el deseo.
mabel escribano
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