Suspiro al aire
que se queda entre el suelo
y mis pies ronroneando
como un gato
restregándose contra mi pierna
haciendome suya
en lugar de reconocerse mío.
Recorto la añoranza
pegándola en un folio
con su nombre
evitando el mío
que ya me aburrió
de tanto llamarme a solas.
¡Ay este ascensor de la vida!
lento y discontinuo
jacarandoso y nostálgico
pasional y tierno
que nos lleva al piso
que quiere
nunca al que pedimos
aúnque nos equivoquemos.
Suspiro en el aire
pienso en el sol de sus ojos
olvidándo que nuevamente
dejé mis gafas
caidas en el suelo
hechas pedazos
en una calle inmensa
de Buenos Aires.
mabel escribano
derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario