A esta hora en que el silencio
se instala como un mueble
en las casas donde
bostezan los ladrillos rojos
junto a las falsas chimeneas.
El viento juega a pillar
las hojas de un árbol
caídas al suelo
enredadas a la tierra
en un juego casi amoroso.
Los gatos se reunen
en la tapia decorada por el musgo
verde hijo de la humedad invernal
atusando sus bigotes
limpiando sus garras
señalando a las gatas
prestas a prestarse al juego.
Es sábado
la tarde tiene pereza
se atusan los imaginarios
bigotes los rubios segundos
y los morenos minutos
retadores de una hora
casi inexistente.
Duermen la siesta
las plantas
los potos somnolientos
caen de la maceta
hacia el suelo
mientras la diefembaquia
mira el bostezo de las
cortinas blancas.
Es la hora sin nombre
la de nadie
la de hacer el amor
o dormitar frente a una pantalla
anodina….
Es mi hora perdida
divagando
pensando en ti dulcemente.
Mabel Escribano Usero
Derechos Reservados
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