Me poseen las horas
que me separan
de los besos
de la piel
del sonido de su voz.
Me poseen
las distancias
que aprendí en la escuela
a base de palos
kilómetro
hectómetro
decámetro
metro
decímetro
centímetro
milímetro.
Todo me posee
menos ella.
Me poseen las noches
sin luces suaves
de velas aromáticas
sin música de saxo triste
porque no la quiero
sin compartirla.
Las luces frías
de los neones
que sólo existen
para anunciar
aquello que no son
aunque quisieran serlo.
Una sonrisa estereotipada
un coche tan veloz
que carece de carretera
que le permita correr.
Un guardia de permiso
dos amantes furtivos
en un parque
con olor a orines
de un pipican cercano.
La radio nocturna
con insomnes cotidianos
pidiendo datos
que para nada les sirven.
Me poseen los ruidos de mi calle
el coche de la basura
los gritos de los basureros
la canción destrozada
en los labios de un borracho.
Me poseen dos perros
husmeando basuras
un loco abandonado
al que un día alguien amo
y ahora olvidan
o no recuerdan
que día le perdieron.
Este calor que me ahoga
este dolor de hombro
hijo de una caída estúpida
ese teléfono que me trae su voz
y ahora duerme.
Todo me posee
salvo ella
que entró en mi
gritándome
¡Sé libre para amarme..!
que me separan
de los besos
de la piel
del sonido de su voz.
Me poseen
las distancias
que aprendí en la escuela
a base de palos
kilómetro
hectómetro
decámetro
metro
decímetro
centímetro
milímetro.
Todo me posee
menos ella.
Me poseen las noches
sin luces suaves
de velas aromáticas
sin música de saxo triste
porque no la quiero
sin compartirla.
Las luces frías
de los neones
que sólo existen
para anunciar
aquello que no son
aunque quisieran serlo.
Una sonrisa estereotipada
un coche tan veloz
que carece de carretera
que le permita correr.
Un guardia de permiso
dos amantes furtivos
en un parque
con olor a orines
de un pipican cercano.
La radio nocturna
con insomnes cotidianos
pidiendo datos
que para nada les sirven.
Me poseen los ruidos de mi calle
el coche de la basura
los gritos de los basureros
la canción destrozada
en los labios de un borracho.
Me poseen dos perros
husmeando basuras
un loco abandonado
al que un día alguien amo
y ahora olvidan
o no recuerdan
que día le perdieron.
Este calor que me ahoga
este dolor de hombro
hijo de una caída estúpida
ese teléfono que me trae su voz
y ahora duerme.
Todo me posee
salvo ella
que entró en mi
gritándome
¡Sé libre para amarme..!
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