Desde la roca más escarpada
veo batirse las olas
enfrascadas en sus luchas
contra esa pared casi invencible
del viejo acantilado.
Arquitectas del agua
pacientes picapedreras
en un mundo impaciente
gargólas inversas
constantes e inagotables
depredadoras de
gigantescas moles.
Gatas de espuma blanca
de uñas húmedas
de constantes cinzeles
batiendose una tras otra
sin descanso alguno
para conseguir al fín
la escultura de la suavidad
la ventana de luz entre
el océano y el monte.
Así os miro
intentando absorver
en poco tiempo
el afán constante
la lucha cotidiana
para poder ser ola
voluntariosa picapedrera
de la escultura de
mi felicidad con ella.
mabel escribano
derechos reservados.
Escuché ayer tu poema: Suma de los catetos...y me gustó muchísimo, igual que este poema que habla de la paciencia. Pienso: ¡cómo carezco de ella! ¿Algún día aprenderé? Ojalá y no sea después de muerta, pues así cualquiera aprende.
ResponderEliminarUn saludo cordial desde mi paisito Rep. Dominicana.