Despierta sol
enerva los sentidos todos
niégame lunas
constelaciones
cualquiera de ellas.
Guárda esperando
que nada sea
de nadie
después de ti
el universo vive.
Nada perdura pero vive
yo pereceré
y el mundo dejará de moverse
ya no habrá mar
las olas se dejarán morir.
Los albatros contarán
tristes
a los acantilados
que ya nunca más
recitarán mis poemas
las sirenas.
Y todo quedará quieto
el aire exhalará
un último suspiro
caerán las estrellas
para ahogarse en un mar
tétrico sin mi mirada.
Después de mí
la nada para mí
será un dulce trastorno
porque dejaré
un mundo mío
sumido en mi propio olvido
atrapado en mi corazón
envuelto en mi alma.
Hacia el éxtasis de
un algo ignorado
aparentemente
mi propia nada.
mabel escribano
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