y suena esa música triste
siempre bajan las lágrimas a bailar
con mis mejillas.
Se besan mutuamente sin pudor,
en la pista de mi cara,
en los recovecos de mis arrugas.
Ella nunca bailó conmigo esta música,
aunque puse a enfriar el vino
y las velas crearon sombras chinescas.
Por eso, cuando se acuerdan..
mis lágrimas, bajan a la pista de mi cara
y bailan con mis mejillas.
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