y si corres, serán algo más,
ya son las dos y cinco.
No vienes y son, las que son,
las que no te he dicho,
las que no me explicas,
las que sueñas y no me recuerdas.
Son las hora que no estás,
las que no me echas de menos,
las que callas aunque te duelan,
las que mueren sin ser vividas.
Son las tres,
las del vacío,
las de la radio encendida
y el locutor callado.
Alguien llora al otro lado,
cuenta sus penas; dice la verdad o miente,
encienden una luz y tosen...
tose la madrugada, el grifo pierde agua
miro el despertado que no me despierta
porque no me duermo.
Mi cama no tiene esquinas,
ni cuatro ángeles,
ni demonios pequeñitos porque,
no quieren estar dando vueltas conmigo.
Son las tres y cinco...
con estos cinco dedos te acariciaba,
me sobra una mano,
me falta tu cuerpo.
Son las horas solas,
las que no pasan sin ayuda,
las que se alargan porque las miras
y ellas, presumen estirándose,
ágiles y hermosas...frívolas y gélidas.
Son las cuatro
ya sé que no estás,
el reloj me mira con cara de esfera...uno; dos;tres..
el despertador me alza la sábana de mi soledad,
con segundero y alarma incorporada.
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