Me quiere y por eso,
pide que me estire, en la alfombra que
tiene a sus pies y la obedezca.
Pero yo recuerdo que
y dormí,en la puerta gélida
del esclavo.
Aunque tuve hambre de cariño
y sed de caricias,
y sed de caricias,
no pensaron que podía sufrir,
obedecí y me siguieron dando
con el palo de la indiferencia.
Por eso,
no me basta que digan que me
quieren, para ponerme a los pies de nadie, ni dar la pata a las visitas.
Prefiero estar sola en la calle,
Prefiero estar sola en la calle,
pasar penas por mi cuenta,
y si he de lamer las heridas que
la lucha me infiera, lamermelas.
Nadie me dirá como he de vivir mi vida,
porque hasta los perros
aman la libertad cuando la conocen.
y yo he dejado de ladrar, hace tiempo.
Pues si pobre, si es que hasta los perros, se identifican con la mirada, diossss!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEl poema es divino, yo dejé de ladrar.... biennnnnnnnnnnnnnnnnn!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!