de crecer lejos o no crecer sin saber que muero,
dadme el espacio; la lluvia; el aire.
Que no quiero este afán, de alzarme un centímetro más
sobre el otro;
de decir menos hablando más,
de ser, no quien soy,
sino a quien conozco.
Dadme el silencio que nada oculta;
la mirada que se afana en ver;
la palabra que acaricia.
Que no quiero oír si no os entiendo,
prefiero no ver en que nos convertimos y
no quiero saber las razones de tanta maldad
en la que estamos cayendo.
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