espantando a los gatos callejeros,
marcándoles este territorio mio,
donde me acosan,
riéndose de mis sentimientos.
Me siguen en mi andar perdida,
en mi búsqueda de
los años vividos sin ser yo....
en la impotencia padecida
Fustrada en el amor,
perseguida por los perros del hábito y
las buenas costumbres...
Escondida entre la normalidad ajena
y la negación propia....
y la negación propia....
gata sobre tejados de zinc calientes,
sin saber saltar al vacío de los necios.
Gata sin rumbo...
maullido constante a una luna inexistente
en un cielo de cartón piedra.
Magnífico poema.
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