Me he levantado con
sabor a tierra en la boca
y una desesperanza
lejana a mi que
he llevado al agua
de mi despertar primero
bajo la lluvia imperfecta
llena de esquirlas
de memorias absurdas.
Me he levantado
sin mirar al cielo
sin preguntarme
la temperatura
del propio ánimo
y frente al café
me he dicho que
tengo ganas de parar
esta noria
aunque no puedo.
Que he nacido para algo
y me pisa el tiempo
abriendo la puerta
del cansancio de
mi cuerpo en el que
llevo tachadas cien libretas
llenas de tareas cumplidas
pero me traen más
más
más
más.
Y contemplo mi imagen
reconozco mi sonrisa
la ironía de mis ojos
y me asqueo de tanto
mirar
borrar
seguir
luchar
y volver al arado
doblando el espinazo
del alma
con las mismas ansias
de hace treinta años
pero con treinta años más.
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