Tengo un enano
en la cabeza
recorre los pasillos de
mi cerebro
patina por las calles de
mis pensamientos
mientras intento tener
algo de calma
tartamudeando
al escuchar las ruedas
concierto inesperado
del absurdo.
Tengo una maceta que
crece hacia abajo
dándome con la raíz en
los hemisferios cerebrales
mientras el hipotálamo
intenta resguardarse
de semejante embrollo
dándome el martirio
de ahora calor
ahora frío.
Tengo dos críticos de cine
dormidos frente a la pantalla
donde exhiben
una película sueca que
nadie entiende y
los tontos aplauden
Una actriz porno
sin pechos
un director de cine
que no ha conseguido
dirigir ni el tráfico
una niña prodigio
que se prodiga mucho
desde hace veinte años
un periodista francés
amante de un ministro
de derechas
que no quiere decir
lo que toca su mano izquierda.
Y un poema
rondando mi cerebro
esquivando al patinador
distraído
saltando de mis ojos
a la mesa
de la mesa
a la silla
de la silla a tu cuerpo
y de tu cuerpo
a este cerebro mío
que mirándote
ya no sabe si es enano
o nana que nano.
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