Donde estará la estrella
que mandé a buscarte
para darte un beso
lleno de nostalgia
de tus labios?
Dónde se habrá perdido
aquella que
debía entregarte el latido
de mi corazón
en el estuche de mi alma?
La aurora boreal
abrió su vientre
metiéndome otra vez
en la nada de la luz
dejándome nadar
en el líquido amniótico
de tu ausencia.
Pido morir
para nacerme en ti
cerca del paisaje de tu risa
del mar de tu cuerpo
del sonido de las olas
de tu garganta
recitando un poema
sobre las hojas orilladas
junto al agua de tu llanto.
Déjame ser
embajadora de tu alma
ciudadana de tu amor
en una democracia
de sentimientos y sentidos
que te den la libertad
de ser presa de mis brazos
carcelera de mis besos
reja sin candados
de todo cuanto habita
en lo más bello y puro de
mis pensamientos.
Mabel Escribano
Derechos Reservados
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