Entrando por esa puerta roja
según se sale
a la derecha
está la plaza del “No se ”
abarrotada de personas
con los bolsillos
llenos de ausencias
y los ojos
plagados de preguntas
llamando a las puertas
de sus balbuceantes bocas.
Y no
no saben un montón de cosas
porque de saberlas
habrían evitado sus fracasos
o bien
se conocerían tanto
que preferirían
desconocerlo todo
sobre sí mismas.
El
no sabe
por qué la abandonó
ella
ignora
cuándo dejó de amarle
se enfadó
no regresó
no estaba
no fue
no vino
no le gustó
no, no, no.
Y lloran unos sobre otros
lamentando
ausencias
abandonos
silencios que
debieron ser gritos
y gritos que no debieron
salir jamás de sus gargantas.
Se cambian interrogantes
explicaciones
se cuentan historias parciales
y hacen memorias
desmemoriadas
del por qué
de las cosas que ignoran
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