Hoy me visto de silencios
de pasillos blancos
de techos altos hacia
infinitas vigas que apuntan
a un cielo extraño
no siento
no escucho
no hablo.
Apenas tengo algo que decir
me cuelgo de mi misma
como un pequeño
murciélago
cabeza abajo
agachada la memoria
elevados los pies
como por un sortilegio.
Hoy asisto a mi propio
aquelarre
tonteo con el bosque
me desnudo tras
las ramas de un castaño
y evoco al diablo
de mis pensamientos.
No estoy bien ni mal
floto sobre mi propia piel
divago sobre realidades
que se imponen
y trato de no ahogarme
en mi misma.
He pasado por la fuente
de la indiferencia
sin beber de sus aguas
mi sed es otra.
Hoy toca vestirse de silencios
en este ruidoso lunes
donde los fonemas que uso
han emigrado hartos
del martirio de mis cuerdas
vocales.
Se han ido escapando
y mi boca se ha cerrado
sin rabia
sin pena
sin otra cosa
que el cansancio
de haberme escuchado
durante tantos años.
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