hija de la memoria
si el galope no fuera presagio
de esa caída que ha de quebrarte
tal vez podrían mis ojos
pasearse lentamente por el espacio
acomodándose al paisaje verde
humedecido por rocíos transparentes
Si mis pies no fueran desnudos
rasgándose entre zarzales
lamiendo con mi sangre
la hierba menuda
tal vez pudiera agacharme
para recoger las minúsculas margaritas
que engarzan la montaña del pensamiento
donde mis ojos
lloran sin esfuerzo
la espectacularidad de la verdad
subida en el lomo de un ciervo joven
saboreando la belleza de un arco-iris gigantesco
sobre el césped de la insoportable
madrugada.
Mabel Escribano
Derechos Registrados
Imagen: Google
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