Algunas veces te vi
con la alegría saltando
por los rincones del cuarto
y el dolor escapándose
bajo la rendija de la puerta.
Saltaba de felicidad mi corazón
pensando que
de alguna manera
tu felicidad también era mía.
Trinaba con los pájaros
diciendo tu nombre
llamaba al sol para que
cantase conmigo tu felicidad.
Hoy el sol se ha escondido
bajo mi caminar cansino
no he cantado con los pájaros
ni le he llamado.
Cuento los minutos de mi angustia
no quiero dejar entrar
por debajo de tu puerta
una pena con mi nombre en su cara.
Mabel Escribano
Derechos Reservados
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