EXTRAÑO

Lo supe enseguida
note algo extraño
y a a través del espejo
lo vi intentando evitar
que yo le viese.

Le reconocí
hay rostros que
no se olvidan
pase el tiempo que pase
caras que
se quedan dentro de una
como una herida abierta
imposible de cerrar en húmedo.

Supe lo que pretendía
que sucediera algo
que me empujase al
infierno de la desesperación
como siempre había ocurrido
como siempre que
vino a visitarme sucedió.

Con meditada parsimonia
me quité el abrigo
enfundándome en las zapatillas
de la tranquilidad
que me había ganado
con tanto esfuerzo
y fui encendiendo
una a una las luces de la casa
que era y es mi hogar
tratando de encontrarlo.

Allí estaba
arrogante sentado sobre la mesa
con aire retador esperando
una crispación en mi cara
que no encontró.

Le aguante la mirada
y sin aspavientos
le dije
“ Me ama y me lo creo”.

Me miró desencajado
dio un salto y
se encogió en un rincón
apretando sus costillas
contra la pared
casi queriendo formar parte de ella.

Una hora más tarde
sin poder aguantar mi sonrisa
metió la cabeza entre
sus raquíticas piernas
y empezó a respirar con una
evidente agitación.

Tomé una silla
me senté frente a el
sin decir nada
porque nada tenía que decir.

Hubo un silencio
que duró lo que tiempo quiso
de la claridad a lo oscuro
seguí allí mirándolo
viéndolo empequeñecerse.

Se transformó en gato
más tarde
un ratón
una cucaracha
una pulga
un piojo
un punto
y finalmente
una nada.

Me levanté de la silla
y con la aspiradora
quité la última mota
el último rastro
del que ayer
fue mi más grande enemigo
el miedo.

Mabel Escribano
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